jueves, 6 de octubre de 2011

EL ABUSO FISICO

EL ABUSO FISICO
El abuso físico, es una forma de violencia intrafamiliar y puede empezar con un empujón o un pellizco.

Nunca se puede justificar, ni se debe tolerar. La persona que usa la agresión física para lograr sus objetivos, puede acabar destruyendo a su pareja o a sus hijos.
Esta sección te ayuda a:
1.- Reconocer el abuso físico, como una de las formas de violencia intrafamiliar.
2.- Conocer las
etapas de la agresión, en la vida de pareja.
3.- Analizar las
características del agresor y de la víctima.
4.-
Saber qué hacer.
Etapas del abuso físico.
La violencia hacia la pareja, en donde la mayor parte es hacia la mujer, se da en tres etapas:
1. Acumulacion de tensiones.
2. Crisis o episodio agudo de violencia.
3. Arrepentimiento y reconciliacion.
Acumulación de tensiones.
Esta primera fase, se refiere al periodo de tiempo que se da antes de la violencia. Su duración es muy variable y puede llegar a durar tanto tiempo, que la víctima ya no piense en la posible agresión. Esta etapa empieza, casi siempre, como una pequeña irritación o malestar en el golpeador, que empieza a golpear objetos, aventar puertas, etc. Estas acciones, aparentemente le sirven para descargar parte de la tensión que va acumulando, pero pronto se convierten en abuso verbal y físico.
Crisis o episodio agudo de violencia.
Es el momento en que el agresor descarga físicamente la tensión acumulada.
La agresión y la violencia son abiertas y de gran intensidad. La víctima está convencida de que es inútil tratar de escapar o de evitar las agresiones, por lo que piensa que la mejor actitud es la de no ofrecer resistencia.

De hecho, cuando la víctima cree que la violencia es inevitable, trata de provocarla, de manera inconsciente, para terminar con esa situación y con el temor que está viviendo y así, permitir que regrese la calma. En ocasiones, la única manera de soportar el daño físico es la disociación, en donde la víctima se imagina que no es ella la que está siendo agredida.

Arrepentimiento y reconciliación.
Durante este periodo, el agresor manifiesta su arrepentimiento con palabras, acciones o regalos y la promesa de que no va a volver a suceder.
De hecho, se le conoce como la etapa de la "luna de miel", por el aparente cariño y preocupación que el agresor muestra hacia su pareja. Ambos actúan como si nada hubiera sucedido. La víctima necesita creer que no va a ser agredida nunca más, ya que su pareja realmente ha cambiado.
Esta fuerte necesidad la lleva a creer, que el amor que siente por su pareja puede superar cualquier problema y que con una actitud adecuada, puede ayudar a su pareja, creándose así, una situación de codependencia.
 ¿Qué hacer?
Tú sabes que la información es importante, pero la acción es determinante.
Por eso es tan importante trabajar en las conductas, hábitos, pensamientos, etc., que necesitas modificar o en las situaciones que quieres eliminar de tu vida.
Ten en cuenta que, tanto la víctima como el agresor, necesitan ayuda psicológica. Si eres víctima o tienes alguna duda, consulta con un psicólogo o una persona que se especialice en violencia intrafamiliar.
Trabaja en tu autoestima y en tu codependencia.
Comparte lo que te sucede, con personas que te entiendan y apoyen.
Evita todo contacto con personas que refuercen tus temores o sentimientos de culpa.
Lleva un diario, guardado en donde tu pareja no lo pueda encontrar, en donde anotes fechas, formas y aparentes motivos del abuso.
Abandona a tu pareja.
Si sientes que no puedes hacerlo, haz planes y empieza a llevar a cabo pequeñas conductas que te ayuden en tu objetivo final. Busca fortalecerte física, emocional y espiritualmente.
Aprende a reconocer tus necesidades, su importancia y la manera de satisfacerlas.
Cuídate.
La ansiedad y el desgaste físico por el que estás pasando, puede afectar tu salud.
Esto aumenta la ansiedad y disminuye tu fuerza física y emocional.Trata de dormir, come sanamente, toma mucha agua, haz un poco de ejercicio o camina.
Habla sobre lo que te está sucediendo con personas que te quieren.
No te avergüences de lo que ha pasado.No es tu culpa. Con frecuencia la gente puede no responder como nosotros quisiéramos, pero es por falta de información.






lunes, 3 de octubre de 2011

VIOLACIÓN

LA VIOLACION
Concepto
La violación es un tipo de acceso carnal no consentido, mediante el cual se produce la profanación del cuerpo de una persona que no ha podido o no tenido el ánimo de prestar el consentimiento para ejecutar dicho acto, producto de lo cual su integridad mental y física ha sufrido o pudo haber sufrido un ultraje.

Edad Media

En la edad media, la violación conjuntamente con otras clases de trasgresiones de carácter sexual fueron penadas severamente en Europa, encontrándose penadas desde el siglo XI hasta el siglo XVI como el delito de forzar o fuerza de mujer, razón por lo que los escritos medievales tratan a la violación mencionando hechos como la conoció por la fuerza. . Estos principios serían adecuado posteriormente a los códigos penales nacientes de los nuevos Estados, siendo incorporados posteriormente al Código Penal de España y los códigos penales de los Estados américanos.

TIPOS DE VIOLADORES



Violadores desconocidos para la victima

El violador que es un desconocido, frecuentemente tiene un cuchillo u otra arma. Amenaza a la victima durante el ataque y puede lastimarla severamente. También le dice que la lastimará en el futuro.
Los violadores desconocidos, tienen un enorme odio contra las mujeres. Quieren degradar y humillar a sus victimas. Cerca del 30 por ciento de los violadores son violadores desconocidos. Para las victimas, el miedo a la muerte es el punto principal con el que tienen que enfrentarse.

Violadores conocidos de la victima

El violador que es un conocido de la victima, usualmente es un amigo, un acompañante, un conocido o un pariente. Raramente amenaza a la victima con violencia física, aparte de la violación en si, y usualmente no lastima a la victima.
Cerca del 70 por ciento de los violadores son conocidos de la victima, quienes violan para degradar la victima. Para la mayoría de las victimas, en sus esfuerzos para enfrentarse a la violación, el punto principal es la violación de la confianza que la violación sexual representa.
TRAUMA DESPUÉS DE LA EVALUACIÓN.

Es un impacto que tiene sus tiempos de recuperación, tiempos que dependen de múltiples factores relacionados con la situación psicológica de la víctima antes del suceso y con la reacción y capacidad de contención de su entorno.

jueves, 29 de septiembre de 2011

ABUSO SEXUAL INFANTIL

ABUSO SEXUAL INFANTIL





El abuso sexual constituye una experiencia traumática y es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psicológica, y no tanto contra su sexo, por lo que constituye una forma más de victimización en la infancia, con secuelas parcialmente similares a las generadas en casos de maltrato físico, abandono emocional, etc.[5] Si la víctima no recibe un tratamiento psicológico adecuado, el malestar puede continuar incluso en la edad adulta.
En su mayoría, los abusadores son varones (entre un 80 y un 95% de los casos) heterosexuales que utilizan la confianza y familiaridad, y el engaño y la sorpresa, como estrategias más frecuentes para someter a la víctima. La media de edad de la víctima ronda entre los 8 y 12 años (edades en las que se producen un tercio de todas las agresiones sexuales). El número de niñas que sufren abusos es entre 1,5 y 3 veces mayor que el de niños.[6]
Los niños con mayor riesgo de ser objeto de abusos son:
  • aquellos que presentan una capacidad reducida para resistirse o para categorizar o identificar correctamente lo que están sufriendo, como es el caso de los niños que todavía no hablan y los que tienen retrasos del desarrollo y minusvalías físicas y psíquicas;
  • aquellos que forman parte de familias desorganizadas o reconstituidas, especialmente los que padecen falta de afecto que, inicialmente, pueden sentirse halagados con las atenciones del abusador;
  • aquellos en edad prepúber con claras muestras de desarrollo sexual;
  • aquellos que son, también, víctimas de maltrato.
Según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas»,[8] entre el 5 y el 10% de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales y, de ellos, aproximadamente la mitad ha sufrido un único abuso.
Los abusos a menores de edad se dan en todas las clases sociales, ambientes culturales o razas. También, en todos los ámbitos sociales, aunque la mayor parte ocurre en el interior de los hogares y se presentan habitualmente en forma de tocamientos por parte del padre, los hermanos o el abuelo (las víctimas suelen ser, en este ámbito, mayoritariamente niñas). Si a estos se añaden personas que proceden del círculo de amistades del menor y distintos tipos de conocidos, el total constituye entre el 65-85% de los agresores.[9]
Los agresores completamente desconocidos constituyen la cuarta parte de los casos y, normalmente, ejercen actos de exhibicionismo; sus víctimas son chicos y chicas con la misma frecuencia.
El 20-30% de los abusos sexuales a niños son cometidos por otros menores.
Es un acto considerado un delito por la legislación internacional y la mayoría de los países modernos, aunque no siempre haya una correspondencia entre el concepto psicológico y el jurídico del problema y no exista consenso sobre los procesamientos jurídicos de los abusadores.
Los testimonios de las personas que han sido objeto de abusos sexuales suelen ser ciertos. Respecto de los adultos, el síndrome de la «memoria falsa» suele ser poco frecuente debido a que se trata de sucesos que dejan una impronta muy relevante en la memoria. La American Psychological Association (Asociación Psicológica Estadounidense o APA) cuestiona la creencia en el supuesto síndrome de memoria implantada (no reconocido por el DSM IV) y declara en su informe oficial sobre el tema[10] que no se debe considerar que los recuerdos de abuso sexual infantil que aparecen en la adultez sean falsas memorias implantadas (aún cuando no tengamos pruebas que nos permitan interpretarlos literalmente como verdades históricas) ya que existen pruebas para afirmar que los abusos sexuales padecidos durante la infancia son tan traumáticos que muchas veces suelen ser olvidados y en algunos casos emergen en la adultez.
En cuanto a los niños, solo un 7% de las denuncias resultan ser falsas; el porcentaje aumenta considerablemente cuando el niño está viviendo un proceso de divorcio conflictivo entre sus padres.
CONCEPTO

La definición de «abuso sexual a menores» puede realizarse desde dos ópticas: la jurídica y la psicológica, que no siempre coinciden, por cuanto la valoración jurídica de esas conductas sexuales está condicionada por el criterio objetivable del grado de contacto físico entre los órganos sexuales de agresor y víctima, algo que no necesariamente correlaciona con la variación en el grado de trauma psicológico.

Desde el punto de vista jurídico, los abusos sexuales a menores se han concretado en figuras tales como la «violación», cuando se trata de un menor de 13 años y hay acceso carnal, el «abuso deshonesto», cuando no hay acceso carnal en menores de 13 o mayores mediando engaño o intimidación, y «estupro» cuando se trata de una persona mayor de 13 y menor de 16.


Fases del abuso sexual

El abuso sexual de un menor es un proceso que consta generalmente de varias etapas o fases:
  1. Fase de seducción: el futuro abusador manipula la dependencia y la confianza del menor, y prepara el lugar y momento del abuso. Es en esta etapa donde se incita la participación del niño o adolescente por medio de regalos o juegos.
  2. Fase de interacción sexual abusiva: es un proceso gradual y progresivo, que puede incluir comportamientos exhibicionistas, voyeurismo, caricias con intenciones eróticas, masturbación, etc. En este momento ya se puede hablar de «abusos sexuales».
  3. Instauración del secreto: el abusador, generalmente por medio de amenazas, impone el silencio en el menor, a quien no le queda más remedio que adaptarse.
  4. Fase de divulgación: esta fase puede o no llegar (muchos abusos quedan por siempre en el silencio por cuestiones sociales), y, en el caso del incesto, implica una quiebra en el sistema familiar, hasta ese momento en equilibrio. Puede ser accidental o premeditada, esta última a causa del dolor causado a los niños pequeños o cuando llega la adolescencia del abusado.
  5. Fase represiva: generalmente, después de la divulgación, en el caso del incesto la familia busca desesperadamente un reequilibrio para mantener a cualquier precio la cohesión familiar, por lo que tiende a negar, a restarle importancia o a justificar el abuso, en un intento por seguir como si nada hubiese sucedido.
Tratamiento de víctimas y agresores

Las víctimas

 

El principal problema que hay con los abusos sexuales a menores es que, tanto si se trata de un simple acoso como si hay penetración, no suele dejar pruebas física duraderas en los niños. Por otro lado, ni el agredido ni los agresores, unos por la edad y otros por su problema, suelen ser capaces de explicar con precisión lo que ha ocurrido. Además, la confirmación de los hechos es complicada porque no suele haber más testigos oculares que la víctima y el agresor, el cual suele negar la acusación.
La valoración psicológica de un caso de abusos se aborda, fundamentalmente, a través de la entrevista psicológica al menor y la observación. Básicamente, son dos los tipos de entrevistas que se programan con la víctima: por un lado, aquellas que están encaminadas a investigar lo que ha ocurrido, y por otro las que están orientadas a la intervención sobre el niño como víctima del abuso.
La consecuencia inmediata que se extrae de los primeros contactos con la víctima es si la intervención terapéutica es necesaria o conveniente, pues no todos los menores víctimas de abusos presentan síntomas psicopatológicos que obligan a un tratamiento. Normalmente, determinadas características individuales del menor y de su contexto sociofamiliar pueden ser suficientes como para proteger al menor del impacto negativo del abuso.
Se han señalado cuatro criterios básicos que sugieren una mayor urgencia de actuación en un caso de abuso:[55] la convivencia del agresor con el niño tras el abuso; la actitud pasiva o de rechazo hacia el niño por parte de su familia; la gravedad del abuso; la ausencia de una supervisión del caso que pudiese evitar nuevos abusos.
Se han señalado, también, dos grandes fases, con sus correspondientes técnicas, en el proceso de intervención sobre una víctima de abusos sexuales:[56] una primera fase educativa y una segunda específicamente terapéutica.
La fase educativa pretende que el menor comprenda tanto su propia sexualidad como la del agresor de una forma objetiva y adaptada a su nivel. Se trata de informar al menor y hacer que comprenda qué son los abusos sexuales y cómo prevenirlos. El objetivo es no solo garantizar su seguridad en el futuro sino, sobre todo, aumentar la autoestima en el menor confiriéndole mecanismos de control sobre los aspectos relativos a la sexualidad.
La fase terapéutica[57] aborda la situación en que ha quedado el niño tras el abuso y pone en práctica determinadas técnicas para que pueda superar el trauma y evite recaídas en la edad adulta. Entre las técnicas que se pueden utilizar están:
  • el desahogo emocional del menor, con el objeto de romper el secreto y el correspondiente sentimiento de aislamiento, que en ocasiones puede llevar a que el niño cree sus propios y errados mecanismos de defensa;
  • la revaluación cognitiva, con el objeto de evitar la disociación o la negación de la experiencia, de forma que el niño reconozca que sus sentimientos son legítimos y normales tras una experiencia como la que ha vivido;
  • técnicas que permitan cambiar las alteraciones cognitivas, afectivas, sexuales y conductuales (habilidades sociales y asertividad; entrenamiento en relajación y control de la ira; autoexploración...).
  • terapias basada en el «juego dramático» (para crear con la imaginación situaciones y personajes que permitan al menor regresar al hecho perturbador pero desde una posición analítica, externa y controladora); los cuentos infantiles (para explicar y analizar los hechos metafóricamente); el dibujo (con una función diagnóstica y terapéutica, a la vez).

Los agresores

Muchos estudios y experiencias forenses demuestran que sólo unos pocos de estos agresores sexuales pueden ser diagnosticados como psicópatas sexuales —cuyo reto en la intervención sí que consideramos francamente complejo— y, por tanto, la posibilidad del tratamiento y la rehabilitación del resto de agresores sexuales se convierten en una realidad factible.[58]
El abusador de niños es una persona razonablemente integrada en la sociedad, en cualquier caso siempre mucho más que un violador. Suelen carecer de historial delictivo. En consecuencia, su actitud habitual ante el problema es negarlo o minimizarlo, con el objeto de no ser identificado como tal por la sociedad, en la que el abuso sexual a menores genera un gran rechazo y es objeto de sanciones penales.
El pederasta puede aprender a controlar su conducta, pero no la inclinación pedófila, la cual es causa de sufrimiento en una parte de los pederastas (conscientes de su proclividad a los abusos sexuales) pero no en todos. Por lo demás, no todos los pederastas son pedófilos, pues en muchos casos solo están usando a los niños como sustitutos de adultos a los que no pueden acceder para mantener relaciones sexuales con ellos.
Se han señalado cuatro categorías principales de negación por parte de los abusadores sexuales, las cuales implican sendos tipos de dificultades a la hora del tratamiento:[59]
  • negación de los hechos: se trata de la categoría que implica la forma más difícil de tratar y superar el problema;
  • negación de conciencia: el abusador echa la culpa a distintos aspectos no controlables por él, como el alcohol, impulsos irrefrenables, etc.
  • negación de responsabilidades: el abusador atribuye la culpa a la víctima;
  • negación del impacto: el agresor acepta su responsabilidad, pero minimiza sus consecuencias.
El tratamiento psicológico para los abusadores que aceptan someterse al mismo, y para el que deben haberse resuelto previamente esas formas de negación, es muy parecido al utilizado para adicciones como el alcohol se suele centrar en las siguientes líneas de actuación:[60]
  • la prevención de nuevos episodios de abuso;
  • la modificación de las ideas distorsionadas en relación con el abuso sexual;
  • la supresión o reducción de los impulsos sexuales inadecuados;
  • el aumento de la excitación heterosexual adecuada y de las habilidades sociales requeridas;
  • el entrenamiento en autocontrol y solución de problemas;
  • mejora de la autoestima;
  • las estrategias de prevención de recaídas.
     

martes, 27 de septiembre de 2011

EL ABUSO SEXUAL





¿QUE ES EL ABUSO SEXUAL?


Es toda acción de tipo sexual impuesta a un niño por un adulto o por una persona mayor que él. Algunas de sus formas son: manipulación del menor con fines pornográficos, someterlo a que observe actitudes sexuales, hablar sobre temas obscenos, mostrar o tocar genitales y penetración sexual (violación o incesto.). El abuso sexual no necesariamente es una violación.

¿El abuso sexual es, generalmente, cometido por desconocidos?El abuso sexual puede ser cometido por un desconocido, quien a través de la fuerza y/o terror, somete al niño al acto abusivo, generalmente en la forma de una violación. Sin embargo, las estadísticas muestran que en la mayoría de los casos el abusador suele ser una persona conocida por la familia, quien no sólo se ha ganado la confianza de los padres o cuidadores, sino del propio niño.

¿El abuso sexual puede ser cometido por un familiar?El abuso sexual puede ser cometido por un miembro de la familia (papá, mamá, abuelos, primos, etc.), con quien la víctima siente un profundo compromiso afectivo y lealtad. El abusador suele manipular y chantajear a la víctima con el propósito de que esta no revele el abuso, convenciéndola de que si habla desatará una crisis familiar.

¿Qué pasa cuando el abusador es una persona conocida?Es muy importante tener presente que cuando el abusador es un adulto conocido, el abuso no es un episodio aislado sino, un proceso que se desarrolla en el tiempo. En un principio el abusador manipula la confianza que el niño/a le tiene y, a través de la seducción (regalos, premios, preferencias, etc.), lo incita a participar en actividades sexuales que el abusador muestra al niño/a como juegos o comportamientos que ocurren normalmente entre un adulto y un niño. De manera paralela, el abusador impone al niño la ley del silencio a través de amenazas y chantajes del tipo "si tu le cuentas a tu mamá, ella se morirá de pena" o "si alguien sabe a mí me llevarán preso y tú te irás a un orfanato". Así, garantiza que el niño/a guardará el secreto.


Además, utiliza con el niño/a un discurso denigratorio con el fin de descalificarlo/a y culpabilizarlo/a de lo que está ocurriendo.

En esta realidad, el niño/a queda atrapado en un sistema relacional muy confuso y contradictorio ("te quiero, pero abuso de ti"), y va incorporando a su auto concepto connotaciones negativas que el abusador le transmite. El niño/a empieza a sufrir una fuerte estigmatización, se siente sucio, malo, culpable, impotente y con una tremenda falta de control. Todo esto dificulta que el niño/a divulgue lo que le está sucediendo.